Hola chicas! Para las que están pasando por un embarazo o para las que tienen un hermoso hijo, les aseguro que este pequeño relato les encantará...
Su cuerpo tiembla, se tambalea cual
alcohólico sin rumbo y sus ojos rojos e hinchados solo buscan un lugar, un
refugio que proteja lo que lleva entre manos…
¿Por qué me vas a hacer esto?
¡Hey! Aún quiero oler el perfume de tu
cuerpo, sentir que tu leche se derrame por mi boca y que tus manos acaricien
mis piernitas.
¿No te doy pena? Que importa si somos
pobres, que importa si habrán días de frió y tristeza; yo aguantaré todo, lo
juro, lo prometo. Seré fuerte y corajudo por ti.
Estoy viendo tu rostro y mi manito
coge uno de tus dedos, estas triste igual que yo. Yo sé que tampoco quieres
alejarte de mí ¿Lo estás dudando, verdad? ¿Recuerdas cuando vomité y te manché
la ropa? fue divertido, te reiste mucho. Sé que extrañaras cuando llore, ya no te reirás de mis ‘casi eructos’.
¡Hey, no! ¡No lo hagas! ¡No lo toques!
Ese timbre te alejará de mí por favor, por favor. Ya no lloraré mucho en las
madrugadas, no te molestaré mientras trabajas, colaboraré mientras luzcas tu
oratoria en los micros, no haré tanta ‘pipí’ ni ‘popo’, para que no gastes en
talcos, pañitos y pañales: pero no me dejes por favor, y seré un buen niño
cuando crezca: te ayudaré, te cuidaré, como tú lo has hecho estos dos meses;
seremos como amigos.
¡No, por favor! No lo toques, mírame
otra vez ¡Ya ves! Estas llorando, tus ojos se llenan de agüita y no puedes
pasar tu propia saliva. “Te amo”, te
he escuchado, no se que significa, pero debe ser algo bueno, como tú; POR QUE TÚ HAS SIDO BUENA ¿Me escuchas? Voy a gritarlo para que me oigas ¡¡¡TÚ HAS SIDO BUENA!!! No estoy llorando esta vez; no,
no, no; es para que me escuches.
Quiero que entiendas que sí te has
portado bien conmigo; que yo nunca siento enojo hacia ti; ni me apena lo poco
que me has dado; que nunca sentí frío en nuestras noches durmiendo en las
calles; que jamás renegué del sabor salado de tu pezón, cuando no te podías
bañar y tampoco me molestaba que me enjuagues el potito con agua helada… ¿Has
tocado el timbre? No importa, aún podemos correr y olvidarnos de todo esto.
¿Dónde estás? Ya no te veo, por favorcito no te alejes, no quiero olvidarte
¿Quién me va a hacer dormir? ¿Quién me cuidará? ¿ Mamá? ¿Es así como debo llamarte, cierto? Ya lo aprendí ¡Ven, ven! Y te lo digo, pero no quiero no
verte…
¡¿Mamá, mamá, mamá?!
Ahora corre, se aleja lo más que
puede, no quiere mirar hacia atrás, pero finalmente lo hace. Ya no está. No hay
lugar a reclamos. “lo hecho, hecho está”, se dice así misma; se arrepentirá
toda su vida, lo sabe. Camina sin rumbo, ya no es como un alcohólico, ahora es
firme en sus pasos, pero cabizbaja es su sentir. Ya no lleva nada entre sus
manos, pero si mucho en su corazón y de esto “¿Cuándo me desprenderé?” No halla
la respuesta.
Escrito
por: Patricia
Santos López.